El cambio de dieta y estilo de vida disparará el exceso de peso en 2030
Una revisión científica cifra el sobrecoste para el sistema en casi 3.000 milllones
La epidemia de la obesidad y el sobrepeso lleva años al alza —casi
se han triplicado los casos desde 1975, según la Organización Mundial
de la Salud (OMS)— y las perspectivas de futuro son poco halagüeñas,
también en España. Una investigación del Instituto Hospital del Mar de
Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona, que ha revisado medio
centenar de estudios sobre la prevalencia del exceso de peso en España,
concluye que ocho de cada 10 hombres y el 55% de las mujeres tendrán
sobrepeso u obesidad en 2030. “Si la tendencia se mantiene”, señalan los
investigadores, España tendrá más de 27 millones de personas con exceso
de peso dentro de 11 años. El estudio, publicado en la Revista Española de Cardiología, apunta, además, que esta imparable epidemia supondrá un sobrecoste de 3.000 millones de euros para el sistema de salud.
El
consumo excesivo de alimentos con alto contenido en grasas y en
azúcares, la ausencia de frutas y verduras en la dieta, los hábitos
sedentarios y la escasez de ejercicio físico agudizan el aumento de
peso. No se trata de una cuestión estética, martillean los expertos. Es
una cuestión de salud. Detrás del exceso de peso se esconde un elevado riesgo de sufrir numerosas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, el ictus o el cáncer.
Los investigadores del IMIM de Barcelona revisaron toda la literatura
científica sobre epidemiología de obesidad y sobrepeso en España entre
1987 y 2014 para aproximar la cifra real del exceso de peso dentro del
territorio. Los resultados revelaron que en 2016, el 70% de los hombres y
el 50% de las mujeres tenían exceso de peso. “Ahora hay 24 millones de
personas con exceso de peso, tres millones más que hace una década. En
un escenario conservador, si esta tendencia se mantiene, habría otros
tres millones más en 2030”, avisa Albert Goday, endocrinólogo del
hospital del Mar y autor de la investigación.
Según el estudio, el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres en
edad adulta tendrán sobrepeso u obesidad. Eso, si la tendencia no se
tuerce más. “Las estimaciones las hemos hecho sobre un escenario de si
se estabiliza el crecimiento”, avisa Goday. Entre 1987 y 2014, el
aumento anual del sobrepeso fue del 0,28% entre los hombres y el 0,10%
en las mujeres; el incremento de la obesidad osciló entre el 0,50% en
ellos y el 0,25% en ellas. “En los hombres, el exceso de peso es más
corriente hasta los 50 años. A partir de ahí, aumenta más la obesidad
entre las mujeres. Son cuestiones relacionadas con el metabolismo
hormonal. A partir de una edad, a las mujeres les cuesta más controlar
su peso”, dice el médico.
Los expertos sostienen que cualquier pérdida de peso, por
pequeña que sea, reduce el riesgo de contraer alguna de las enfermedades
asociadas. "Es evidente que la obesidad es un problema pluripatológico.
No vamos a encontrar la llave ni la vacuna de un día para otro, pero
cualquier pequeña intervención ayudará a reducir el riesgo. Aunque uno
piense que ha hecho un esfuerzo enorme y solo ha bajado cuatro kilos
cuando necesita bajar muchos más, que sepa que con esos cuatro kilos
menos ya está reduciendo el riesgo", señala el endocrinólogo del
hospital del Mar.
Los investigadores del IMIM también han puesto el foco en el impacto
económico que tienen estas patologías para el sistema sanitario. El
exceso de peso siempre va asociado al riesgo de desarrollar otras patologías y, por tanto, a requerir más atención sanitaria. y,
por tanto, a requerir más atención sanitaria. “Las personas con exceso
de peso tienen más ingresos hospitalarios, más cirugías, más
tratamientos farmacológicos, requieren más gasto en profesionales...”,
enumera Álvaro Hernáez, primer firmante del artículo. El estudio estimó
que en el 2016, el sobrecoste fue de 1.950 millones de euros (524
millones más que en 2006). Para 2030, se cifró un aumento del sobrecoste
que alcanzaría los 3.000 millones.
Con todo, los expertos señalan que esta tendencia se puede romper con
la promoción de hábitos saludables. “Es cuestión de educación
sanitaria, pero también de política de precios, como la tasa a los
refrescos. Hay que dar más espacio a esos alimentos que hemos
arrinconado porque curiosamente son más caros o más difíciles de
cocinar”, dice Goday.
La Generalitat de Cataluña implantó en 2017 un impuesto sobre las
bebidas azucaradas que aumentaba el precio para el consumidor entre 0,08
y 0,12 euros por envase. Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra
constató que el gravamen redujo un 15% el consumo de estas bebidas.
“Vimos que cuando el precio aumenta sobre el consumidor, el consumo se
reduce unas 24 kilocalorías por persona”, apunta Judit Vall, autora de
ese estudio y experta en economía de la salud. "No hay una medida única
para reducir la obesidad, se tiene que abordar desde diversos ámbito,
pero las políticas de precios se ha demostrado que funciona. Lo que pasa
es que a la industria no le interesa", agrega.
Aumentar los impuestos a los productos poco saludables es una
recomendación de la OMS, pero el Gobierno español todavía no se ha
decidido a aplicarlo, La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo,
anunció, no obstante, un etiquetado frontal de los productos —a modo de
semáforo— según el valor nutricional de los alimentos. Además, apostó
por desplegar medidas como la retirada de productos poco saludables de
las máquinas de vending o cantinas escolares, una propuesta que
ya contemplaba la ley de 2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición pero
que, con la entrada del PP al Gobierno, quedó paralizada.
Los expertos coinciden en aplicar medidas preventivas desde la cuna, o
antes. “Hay que invertir más recursos y formación en programas a largo
plazo. Como implantar en los servicios sanitarios el consejo dietético
preconcepcional, para las parejas que quieran ser padres, que se haga un
estudio de sus hábitos,si fuman, beben o duermen bien. La obesidad no
hay que atajarla a los 50. Hay que prevenirla desde el kilómetro cero”,
señala Javier Araceta, profesor de nutrición comunitaria de la
Universidad de Navarra. El experto advierte de que si no se mejoran las
medidas, también en el entorno escolar, “el pronóstico del estudio será
una realidad o incluso superado”.
“Si la industria no se une a la causa los impuestos no bastarán”
Francisco Tinahones (Córdoba, 1964) es el presidente de la Sociedad
Española para el Estudio de la Obesidad. El médico, jefe de
endocrinología en el hospital Virgen de la Victoria de Málaga, reclama
más educación sanitaria para combatir la obesidad.
Pregunta. Las cifras de obesidad siguen al alza. ¿Qué sucede?
Respuesta. Si no se toma en serio este problema, no
vamos a frenar este incremento. Solo donde se toman medidas severas y
multisectoriales, como hizo Nueva York permitiendo carros de frutas en
las calles, por ejemplo, se consigue disminuir esto.
P. ¿Falla la educación sanitaria?
R. La educación en salud es muy importante. Los
estilos de vida saludables deberían estar en el currículum escolar. Hay
que tomarse en serio una estrategia educativa potente. Pero al margen de
esto, hay que pasar a la acción”.
P. ¿Con políticas de precios más agresivas, por ejemplo?
R. Con el tabaco, hasta que no se tomaron medidas
más coercitivas, no se redujo el consumo. Hay que tomar medidas para que
un producto insano tenga un gravamen impositivo o que los niños no
tengan acceso a ellos en entornos escolares.
P. ¿Más tasas a estos productos será suficiente para combatir la obesidad?
R. Hay que ir en múltiples direcciones. Puedes poner
impuestos a la Coca-Cola, pero habrá gente que la siga bebiendo. Hay
que encontrar cierto compromiso con la industria alimentaria para que
también haga productos más saludables. Es más rentable que CocaCola
decida bajar el azúcar a su bebida que subir el precio un euro. Si la
industria no se une a la causa, las medidas impositivas tampoco serán
suficientes”.
P. El Gobierno apuesta por un etiquetado por colores, según el valor nutricional del producto. ¿Qué le parece?
R. Es tremendamente importante. Son medidas
polémicas porque no es fácil ponerle el verde o el rojo a un producto
pero hay que hacer un intento de consenso de los productos que no son
nada saludables, ni siquiera en pocas cantidades.