domingo, 31 de enero de 2021

Atención a los productos que nos venden como saludables pero no lo son tanto

 


Cinco alimentos con fama de saludables que los médicos recomiendan evitar

Muchos de los alimentos que las dietas de adelgazamiento han puesto de moda son, en realidad, poco saludables, aunque se ofertan en el supermercado como fuente de nutrientes beneficiosos.




Malos procesados

Cada cierto tiempo se populariza en España un alimento con la creencia de que nos hará sentir mejor o nos ayudará a perder peso. Conseguir estos objetivos no tiene mucho misterio: los profesionales de la salud repiten una y otra vez que sólo necesitamos consumir más frutas y verduras, hacer ejercicio y descansar bien. Sin embargo, todavía esperamos ese producto alimenticio que nos evite el cambio de hábitos.

Los nutricionistas se han dedicado en los últimos años a denunciar las falsas promesas de estos alimentos y a explicarnos de qué están realmente hechos. De todas formas, estos productos se siguen comprando con la firme convicción de que son alimentos que nos ayudarán en la dieta. La mayoría de ellos se encuentran muy arraigados en nuestras costumbres alimentarias del día a día.

De hecho, muchos alimentos que parecen saludables, pero en realidad no lo son, proceden de vegetales y de carnes animales con poca grasa. Aunque a priori esto debería ser garantía de que se trata de opciones beneficiosas, el procesado o los ingredientes que se han añadido son los que arruinan sus posibles beneficios. A continuación, 5 alimentos con fama de saludables que los expertos recomiendan evitar.





El zumo de naranja

"¡Corre, bébelo rápido que se le van las vitaminas!". ¿A cuántos de nosotros nos han metido prisa durante el desayuno para terminarnos un vaso de zumo de naranja? Este delicioso jugo es toda una institución de los desayunos y siempre se ha considerado como un trago muy saludable. ¡Sorpresa! Los nutricionistas han demostrado que esto no es así.

Las frutas son alimentos muy saludables, siempre y cuando las tomemos completas. Es decir, un zumo no equivale a esa fruta que hemos exprimido. La razón es que, en los zumos, la fibra y el azúcar natural de la fruta se separan y, por esta razón, nuestra glucosa en sangre se dispara poco después de beberlos. Fruta en el desayuno, sí; zumos, no.




El pavo en lonchas

Un producto que hasta ahora ha sido obligatorio en la compra de las personas que, o bien hacen una dieta de adelgazamiento, o bien quieren ganar músculo. La carne de pavo es un producto saludable en sí, pero hay que tener cuidado cuando la compramos en paquetes de plástico en lonchas. La mayoría de estos artículos tienen menos carne de lo que creemos.

Un rápido vistazo al etiquetado del envase de estos productos nos saca de dudas. El primer ingrediente siempre es la pechuga de pavo, pero en porcentajes que oscilan entre el 50% y el 60%. ¿Qué puede ser el resto de la composición? Pues agua, fécula de patata, sal, jarabe de glucosa —que, básicamente, es azúcar— y aditivos. Vamos, mucho relleno y poco interés nutricional.



El muesli

El desayuno es el principal damnificado por los alimentos saludables falsos: cacaos en polvo con mucha azúcar que son anunciados como fuente de minerales, galletas con harinas refinadas, grasas saturadas y azúcares que dicen ser fuente de fibra… En los últimos años, todos estos productos han sido desenmascarados, pero ahora no estamos del todo seguros de qué podemos desayunar.

El muesli, en este sentido, parecía el artículo perfecto para aquellos consumidores que quieren comer sano, pero no invertir demasiado tiempo en preparar el desayuno. Esta receta lleva de todo: cereales —a veces, incluso, integrales—, frutos secos fruta… Aunque pueda parecer sano, entre los ingredientes también encontramos azúcar, harinas refinadas y grasas. Además, muchos se acercan a las 500 kilocalorías por cada 100 gramos.




Los palitos de cangrejo

La ensalada es el icono por excelencia de la comida saludable: una manera sencilla de consumir más minerales y vitaminas de vegetales frescos. Ahora bien, a veces tenemos la manga ancha a la hora de echarle ingredientes y se nos cuelan algunos que no son, para nada, saludables. Los palitos de cangrejo son un buen ejemplo de ellos.

Algunos expertos han comparado este producto con las salchichas ultraprocesadas. Su ingrediente principal es el surimi, una pasta hecha con las partes menos nobles del pescado que se amalgama con almidones, aceites vegetales, azúcares e, incluso, clara de huevo. Todo un batiburrillo insano con el que boicoteamos una ensalada saludable.




Los cereales del desayuno

Si algo ha cambiado en la televisión en los últimos años es que ya no se ven tantos anuncios de cereales como pasaba antes. Había tantos tipos de cereales como tipos de personas en la sociedad: cereales para niños —que llevaban juguetes como reclamo—, cereales para adolescentes rebeldes, cereales específicos para mujeres —bueno, para las necesidades que la industria se inventó para ellas—, cereales para estreñidos, cereales sencillos para los más conservadores...

Todos ellos siguen existiendo y se siguen promocionando como una manera fácil de mejorar el tránsito, de adelgazar o de estar mejor nutridos. Sin embargo, la inmensa mayoría no son saludables y esto es así, principalmente, porque utilizan harinas refinadas de base. Pero a ello se añade el azúcar en todas sus formas posibles: miel, chocolate, jarabe de glucosa, frutas desecadas azucaradas… En este artículo de EL ESPAÑOL puedes saber qué cereales se salvan.


FUENTE: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20201121/alimentos-fama-saludables-medicos-recomiendan-evitar/537226281_3.html#img_6

lunes, 25 de enero de 2021

Importante prestar atención porque muchas veces nos venden "gato por liebre". El caso de esta ensalada es un buen ejemplo

 


La ensalada con fama de saludable que engorda más que una hamburguesa con queso

Algunas variedades de este plato frío que podemos encontrar en el supermercado o en cadenas de comida rápida llegan a tener más de 600 calorías.


La ensalada es el bocado healthy por antonomasia. Ya sea en España o en la China popular, cuando uno piensa en una receta que pueda aportar beneficios a nuestro organismo y que contenga pocas calorías, siempre aparece en nuestra mente este plato frío en el que las verduras y las hortalizas cortadas, junto con un chorrito de aceite de oliva virgen, suelen ser las protagonistas. Sin embargo, no todas las ensaladas son igual de saludables. De hecho, muchas de las que podemos encontrar envasadas en los supermercados o las que se ofrecen en algunas cadenas de comida rápida son realmente insanas.

Hace sólo unos meses, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denunciaba en un análisis que las ensaladas envasadas que podemos encontrar en el supermercado no son un producto precisamente recomendable. De las 22 variedades analizadas, sólo cuatro obtenían la máxima calificación en Nutriscore, el semáforo nutricional que indica cuán apto es es un alimento para nuestra salud. El principal problema tiene que ver con ingredientes como el pollo rebozado, el bacon, o el jamón de York o las salsas que incluyen muchas de ellas, que hacen que al final acabemos consumiendo un exceso de calorías, grasas saturadas, azúcares y sal. 

"Cuando pensamos en verdura, lo primero que nos viene a la cabeza es una ensalada. Es un plato rápido, fácil y presuntamente sano", advierten el dietista-nutricionista Luis Alberto Zamora y el periodista Alberto Herrera en uno de los capítulos de Comer bien es fácil si sabes cómo (Planeta), el libro sobre alimentación que firman a cuatro manos y que acaba de ser publicado. Y dicen "presuntamente" porque hay ensaladas que, efectivamente, son "auténticas bombas contra la salud"

Una de las más populares es la ensalada césar. La receta tradicional dicta que entre sus ingredientes debe haber lechuga romana, aceite de oliva, mostaza Dijon, salsa Worcestershire, anchoas, huevos crudos, queso parmesano y picatostes. Sin embargo, la cruda realidad es que en la mayoría de los casos encontramos un plato con una base de lechuga y escarola al que se le añade pollo rebozado, pan frito, beicon y una cantidad ingente de salsa césar que elevan sobremanera el contenido calórico del plato. En algunos casos, esta ensalada aporta muchas más calorías que una hamburguesa. 

"Con una apariencia sana y un sabor apetecible gracias a sus ingredientes, es frecuente que nos la ofrezcan como alternativa saludable en los restaurantes de comida rápida", escriben Luis Alberto Zamora y Alberto Herrera en su nuevo manual contra los mitos alimentarios. "Pero lo cierto es que en ese mar de lechuga nadan trozos de beicon, carne y pan fritos, queso alto en grasa y una salsa que es una auténtica bomba nutricional, así que cuidado porque puede ser una opción menos saludable que la hamburguesa con queso del mismo local", añaden. 

Según los autores, una ensalada césar podría aportar unas 652 kilocalorías, con 10 gramos de grasa saturada y unos 3,5 gramos de sal, mientras que una hamburguesa con queso contiene alrededor de 480 kilocalorías, 6,1 gramos de grasa saturada y 1,3 gramos de sal. "Ensalada no es todo lo que metes en una ensaladera. Es un plato compuesto principalmente por verduras y hortalizas, cortadas en trozos y aderezadas -la mayor parte de las veces- con sal, aceite y vinagre", remachan. 

La CBC denunció hace algunos años cómo algunas empresas de comida rápida, "en un intento por reinventar su imagen", lanzaron al mercado ensaladas con apariencia saludable que en realidad son lobos con piel de cordero. "McDonald’s se jacta de que la ensalada de pollo Keep Calm, Caesar On contiene 'pétalos de parmesano real' y 'una mezcla de lechuga y col rizada rica en nutrientes'", explicaba la cadena canadiense. "Una vez que se añade la salsa Asiago César que la acompaña, el perfil nutricional de la ensalada no será tan bueno. Según los propios números de McDonald’s, la ensalada tiene un máximo de 730 calorías, 53 gramos de grasa y 1.400 miligramos de sal", relataba mientras indicaba que un Big Mac doble tenía un contenido calórico algo menor (unas 680 kilocalorías).

La OMS lleva años intentando promover el consumo de frutas y verduras como estrategia a la hora de prevenir un puñado de enfermedades no transmisibles como las cardiopatías y algunos tipos de cáncer. De hecho, el organismo recomienda tomar un mínimo de cinco raciones de fruta y verdura al día. Sin embargo, no todas las ensaladas sirven de la misma manera a este objetivo, por lo que conviene elegir muy bien aquellas que contengan ingredientes saludables y huir de las que no los tienen. Nuestra salud, a largo plazo, nos lo agradecerá. 

FUENTE: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20210121/ensalada-fama-saludable-engorda-hamburguesa-queso/552696157_0.html


lunes, 18 de enero de 2021

Aclaraciones para entender y saber qué es una dieta saludable

 

CUÍDATE MUCHO

¿Qué es realmente una 'dieta equilibrada'? El estudio que te podría ayudar a adelgazar en 2021

Las pautas dietéticas que definen la "variedad" a menudo puede ser confusas, demasiado simplistas y muy diferentes de lo que el público en general puede entender


Es bien sabido por todos que una dieta saludable puede ayudar a reducir los riesgos de enfermedades relacionadas con el sobrepeso o la obesidad, como algunos cánceres, enfermedades cardiovasculares y diabetes. Como parte de una dieta saludable, los expertos de todo el mundo aconsejan a las personas que consuman una variedad de alimentos.

 

En el Reino Unido, por ejemplo, la Guía Eatwell del NHS divide los alimentos en grupos de alimentos (carbohidratos con almidón, frutas y verduras, lácteos o alternativas lácteas, proteínas y grasas). Para conseguir una "dieta equilibrada", la guía aconseja a las personas que traten de comer una determinada cantidad de alimentos de cada grupo de alimentos.

 

Así lo explican las profesoras de Psicología de la Universidad de Swansea Rochelle Embling, Aimee Pink, Laura Wilkinson y Menna Price, en un artículo recogido por 'Science Alert'.

Una de las razones por las que la variedad de alimentos se incluye en las recomendaciones es porque los diferentes alimentos tienen diferentes nutrientes. Comer una dieta variada puede beneficiar nuestra salud al reducir los riesgos asociados con la desnutrición, que ocurre cuando no obtenemos la cantidad adecuada de nutrientes de nuestra dieta.

La desnutrición puede causar músculos débiles, disminuir la movilidad, aumentar las enfermedades y provocar problemas respiratorios, entre otros síntomas.

Pero lo que las pautas dietéticas definen como "variedad" a menudo puede ser confuso y demasiado simplista, y muy diferente de lo que el público en general puede definir como variedad.


Las investigaciones han demostrado que además de tener variedad como parte de toda la dieta, podemos medir la variedad dentro de las comidas (por ejemplo, tener varios platos o alimentos de diferentes grupos de alimentos en nuestro plato) así como entre comidas (como tener diferentes alimentos para el almuerzo todos los días).

Es importante destacar que la investigación también ha encontrado que la variedad puede referirse a alimentos que difieren en sus características (como su apariencia, sabor, textura u olor), así como los nutrientes que se encuentran en ellos.

Según esta definición, comer una tarta de chocolate y una tarta de fresa sería una forma de variedad, ya que difieren en sabor, a pesar de tener un perfil nutricional muy similar y pertenecer al mismo grupo de alimentos. También significa que los alimentos individuales y los platos con ingredientes mixtos (como pizzas o sándwiches) pueden tener variedad.

Por el momento, las pautas dietéticas del Reino Unido se basan en que las personas utilicen su propio criterio para lograr un equilibrio general de diferentes alimentos en su dieta. Pero, ¿es fácil para los consumidores identificar la variedad?

El estudio

En un nuevo estudio que acaban de publicar las profesoras universitarias, querían averiguar si las personas que viven en el Reino Unido reconocen la variedad de alimentos y cómo la definen. Para hacer esto, les pedimos a los participantes que comentaran sobre una variedad de fotografías que mostraban diferentes tipos de alimentos como parte de una encuesta en línea.

Por ejemplo, se les mostró pasillos de supermercados que mostraban diferentes marcas de alimentos, comidas que consistían en múltiples alimentos de diferentes grupos de alimentos y platos combinados y alimentos que contenían diferentes sabores, colores y texturas, como ensaladas con una mezcla de verduras o pizzas. con diferentes ingredientes.

Aunque los participantes a menudo identificaron y discutieron diferentes tipos de variedad, tendieron a definir solo la variedad como comer alimentos de diferentes grupos de alimentos como parte de la dieta completa, una definición que es consistente con el uso de variedad en las pautas dietéticas.

Estos resultados sugieren que, al tratar de seguir una guía dietética y comer una dieta saludable, las personas pueden dar menos importancia a la variedad en las comidas. Por ejemplo, si solo necesitamos lograr un equilibrio general, entonces pueden creer que no importa si tenemos menos o más variedad en una comida, siempre y cuando hagamos la diferencia en la siguiente comida.


Es importante pensar en la variedad de las comidas, porque las investigaciones muestran que las personas comen más cuando las comidas y los alimentos difieren en apariencia, sabor y textura dentro del mismo plato. Cada nueva característica de los alimentos que experimentamos nos mantiene interesados ​​en una comida por más tiempo, retrasando posteriormente la sensación de saciedad que normalmente nos llevaría a dejar de comer.

En otras palabras, la variedad de estas características interrumpe el proceso conocido como "saciedad sensorial específica". Este efecto puede aumentar el riesgo de comer en exceso.

Por esta razón, comer una variedad de alimentos dentro de los grupos de alimentos (con la excepción de frutas y verduras) se ha relacionado con tener un peso corporal más alto. Este tipo de variedad podría aumentar potencialmente los riesgos de enfermedad relacionados con el sobrepeso o la obesidad.

Variedad y salud

A medida que la variedad nos anima a comer más, la variedad en las comidas puede ser más útil al comer frutas y verduras. Esto no solo se debe a que tienen menos calorías que otros grupos de alimentos, sino que son más nutritivos (contienen importantes vitaminas y minerales), por lo que comer una mayor variedad de frutas y verduras puede beneficiar nuestra salud. Pero puede ser menos útil cuando se ingieren alimentos ricos en calorías, cuando el riesgo de comer en exceso es mayor.

Por ejemplo, podríamos asegurarnos de tener dos o más porciones de vegetales diferentes en nuestro plato a la hora de la cena para aumentar la cantidad de vegetales que comemos. Al consumir alimentos ricos en calorías, podríamos elegir opciones que en sí mismas tengan menos variedad, como el chocolate simple en lugar de los que tienen rellenos con sabor.

Para que las pautas dietéticas sean útiles, deben ser más específicas sobre lo que significa variedad y cómo podemos monitorear la variedad en nuestra dieta. Si bien comer alimentos de diferentes grupos de alimentos nos ayuda a lograr una dieta rica en diferentes nutrientes, también debemos ser conscientes de los efectos de la variedad en la cantidad de alimentos que comemos durante las comidas. Para lograr el equilibrio adecuado, se debe fomentar la variedad en algunos grupos de alimentos, como frutas y verduras, pero no en otros.

FUENTE: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2020-12-30/que-es-realmente-una-dieta-equilibrada_2888460/


lunes, 11 de enero de 2021

No incurrir en los errores habituales al empezar cada año para adelgazar es una clave del éxito

 

Los 4 errores habituales al intentar adelgazar en Año Nuevo que acaban haciéndote engordar

El intento desesperado de muchas personas a la hora de perder peso tras la Navidad lleva a cometer todo tipo de 'tropelías alimentarias' que provocan el efecto contrario. 




Un propósito habitual

Tal y como ocurre cada 1 de enero, la llegada de Año Nuevo trae consigo un buen puñado de nuevos propósitos. Seamos sinceros, la mayoría de ellos quedarán en un cajón: ni te apuntarás a clases de inglés, ni podrás ir a Bali, tal y como tenías previsto, ni podrás comprarte ese carísimo coche para el que llevas años ahorrando. Ocurre en España y en el resto del mundo. Sin embargo, sí que es probable que intentes comer mejor de lo que lo hacías y que empieces a hacer algún tipo de dieta con el fin de quitarte los kilos que has cogido durante la Navidad. 

Lo cierto es que la pérdida de peso es un problema complejo, que no suele resolverse exclusivamente reduciendo la ingesta de calorías o cambiando nuestros hábitos alimenticios. También hay que tener en cuenta factores tan variopintos como las horas de sueño, la genética, el ejercicio físico, el metabolismo y el estrés o la ansiedad. De hecho, algunos estudios han apuntado que las personas que hacen dieta habitualmente son más propensas a engordar. Pero, ¿cuáles son los errores más habituales que solemos cometer cuando nos ponemos a régimen tras la Navidad?




El binomio lechuga-pechuga

Los alimentos poco calóricos son habituales en las dietas de pérdida de peso. Entran en juego las frutas, carnes como la pechuga de pollo, o las ensaladas, tal vez el plato con más fama de healthy allende los mares. Es casi de perogrullo, pero conviene recordar que una ensalada no será siempre saludable por el simple hecho de llevar unos trozos de lechuga o de tomate. De hecho, es más que habitual que una ensalada acabe siendo un plato insano cuando añadimos mayonesa, una salsa César o miel y mostaza. 

Ocurre lo mismo con la pechuga de pollo. Esta carne es de sobra conocida por su bajo contenido calórico y su gran aporte de proteínas. Sin embargo, en el afán por darle más sabor, hay quien la embadurna en mayonesa o la ‘empareda’ en un bocadillo de pan blanco, aumentando sobremanera la cantidad de calorías que aporta. Así, conviene señalar que se puede (y se debe) adelgazar llevando a cabo una dieta sana y variada, tal y como advirtió la dietista-nutricionista Ángela Moreno en otro artículo de EL ESPAÑOL: "Cuando [los pacientes] ven que en las dietas para perder peso tienen cabida multitud de productos y no sólo el binomio lechuga-pechuga, me preguntan asustados si con eso perderán peso". 




Dietas muy restrictivas

Casi tan habitual como pervertir el contenido de una ensalada a base de salsas e ingredientes poco saludables es restringir nuestra ingesta de forma desmedida. Es cierto que el balance calórico influye a la hora de adelgazar: si una persona gasta menos calorías de las que ingiere, adelgaza. Sin embargo, no hay que olvidar que la pérdida de peso es un problema que debe abordarse a largo plazo, ya que las dietas altamente restrictivas tienen un problema más que habitual: el efecto rebote.

"Se incurre en un déficit nutricional severo y, con la pérdida de líquido, se pierden cinco o seis kilos de forma rápida. Al tener seis kilos de menos, el gasto metabólico es mucho menor y basta con tomar cuatro o cinco bocados para que, ante semejante déficit nutricional, se recupere el peso inmediatamente", explicaba el dietista Pablo Ojeda en otro artículo de este periódico. Así, algunos estudios han evidenciado este efecto en programas de intervención de peso con distintas poblaciones. "Los resultados muestran que los efectos positivos a corto plazo con respecto a la salud no se mantienen a largo plazo, ya que la mayoría de las personas finalmente regresan a su peso original", apunta una investigación publicada en la revista Psychology, Health & Medicine




El peligro del 'efecto halo'

Otro de los errores habituales que cometen aquellas personas que se ponen a dieta en Año Nuevo es consumir alimentos "bajos en grasas" o "light". El objetivo -equivocado- una vez más es reducir mucho la ingesta calórica. Sin embargo, pasan por alto lo que se conoce en Nutrición como ‘efecto halo’ o ‘efecto sacarina’: al final acabamos consumiendo más cantidad de la que tomaríamos de forma natural ya que percibimos que los alimentos son sanos y no nos van a perjudicar, cuando no es así. 

Así, algunos estudios han demostrado que la bollería se consume en mayor medida cuando en su envase se estampan reclamos como "rico en fibra", "con hierro", o "fitness". En realidad, un alimento ultraprocesado no es más sano por el simple hecho de tener menos calorías o más fibra. De hecho, una hamburguesa seguirá siendo una hamburguesa tanto si la tomamos con ensalada como con patatas fritas.




Una dieta universal

Tal y como hemos explicado, la pérdida es un proceso que depende de muchos factores. Así, otro de los errores más habituales que se cometen es utilizar una dieta universal, que ha hecho un primo o un hermano, e intentar seguir las mismas pautas. Error. Resulta fundamental que las dietas sean individualizadas, personaliza en base a la salud que tenga una persona, a su ritmo de vida o a sus rutinas, de tal forma que ni pase hambre ni caiga enfermo por llevar una mala alimentación. "Se trata de aprender, de adquirir hábitos alimenticios saludables que la persona que quiera bajar de peso pueda manter en el tiempo", explicaba Mireia Elías, dietista-nutricionista del Instituto Centta (Madrid) a EL ESPAÑOL. 


FUENTE: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20210105/habituales-intentar-adelgazar-ano-nuevo-haciendote-engordar/548725132_3.html#img_5


domingo, 3 de enero de 2021

Es muy importante saber qué desayunamos en un bar o cafetería

 


El peligro que esconden los tres desayunos más típicos de los bares de España

Ni unas tostadas con mermelada, ni un zumo de naranja, ni un cruasán vegetal (con tres hojas de lechuga y jamón de York) son precisamente lo que los nutricionistas entienden por un desayuno saludable. 




Un exceso de comida poco recomendable

Si hay un ritual que nos gusta en España, ése es el de salir a disfrutar de una buena comida, ya sea un almuerzo, una cena o incluso un desayuno en nuestro bar o restaurante favorito. Una terracita al sol, un buen café con unas tostadas a primera hora de la mañana, o con un cruasán, y el resto del día por delante para afrontar con energía cualquier tarea que se nos ponga por delante, desde limpiarle el polvo a la estantería hasta inventarnos un informe sobre nuestros últimos avances en el trabajo. Porque con un poco de azúcar en el cerebro todo funciona mucho mejor.

En realidad, no es así. Pese a que la glucosa es un combustible primario para nuestro cerebro, no es cierto que necesitemos atiborrarnos de alimentos con azúcar cuando nos levantamos para que nuestro organismo funcione mejor. Los seres humanos somos capaces de extraer la glucosa de diversas fuentes de alimentos saludables, y no necesitamos recurrir a alimentos insanos como los cereales o la mermelada. De hecho, los nutricionistas recomiendan que los evitemos. De la misma forma, tampoco es necesario tomar "un desayuno fuerte" cada día si no nos apetece, porque el desayuno ni es la comida más importante del día ni, como siempre se ha creído, ayuda a adelgazar.



El desayuno completo del bar Paco

Cuando uno acude a un bar y pide un desayuno completo, lo más normal es que nos ofrezcan unas rebanadas (grandes) de pan blanco con tomate, un zumo de naranja y un café. O lo que es lo mismo: un desayuno altamente insano. ¿Por qué? Lo primero que tenemos que saber es que comer pan blanco es, según algunos prestigiosos médicos expertos en Medicina Preventiva y Salud Pública, "como comer azúcar". El pan blanco, la variedad más consumida en nuestro país, se elabora con harina refinada, un ingrediente rico en almidón que, tras ser ingerido se transforma rápidamente en azúcar. Además, algunos estudios han demostrado que el consumo de dos o más porciones de esta variedad al día se relaciona con un mayor riesgo de sobrepeso. 

Así, el zumo de naranja natural, por muy natural que sea, también es perjudicial para nuestra salud. ¿Por qué? Porque beber zumo no es lo mismo que tomar fruta. En la fruta encontramos los azúcares en su matriz, y además incorporamos la fibra propia de la dieta a nuestro cuerpo. En cambio, cuando uno se toma un zumo se toma el azúcar propio de tres naranjas que, además, se encuentra en su forma libre. De hecho, algunos estudios han relacionado el consumo de un vaso de zumo natural al día con enfermedades tan graves como el cáncer. 



El clásico cruasán (mixto o vegetal)

Otro de los clásicos en el desayuno de los bares es el cruasán, ya sea solo, con un par de lonchas de York y queso, o en su versión vegetal (esto es: con tres hojas de lechuga, atún, pavo, pollo o jamón de York). Lo primero que conviene señalar es que el cruasán, por muy rico que esté, es un alimento tan perjudicial como un bizcocho o una galleta. Se trata de bollería. Si nos fijamos en la composición nutricional de una galleta y de uno de estos bollos originarios de Francia podemos comprobar que tienen porcentajes de grasa similares (alrededor del 20% del total del producto es grasa, con alrededor de un 10% de grasa saturada). En lo que varían más es en el porcentaje de azúcar, que suele ser mayor en las galletas industriales. 

Así, un cruasán contiene principalmente azúcar, harinas refinadas y mantequilla. Los dos primeros poseen un altísimo índice glucémico (la rapidez con la que un alimento puede provocar un pico de azúcar en sangre), y la mantequilla es un ingrediente que también conviene evitar porque en España tenemos grasas más saludables como el aceite de oliva, por ejemplo. Además, en el caso de que el cruasán sea mixto, estaremos incorporando una carne procesada como el jamón de York, que está muy lejos de ser un alimento saludable, y queso fundido, que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera es queso de verdad



Las clásicas tostadas con mermelada

El tercer desayuno que suele acompañar al café y/o al zumo cuando acudimos a un bar suelen ser las tostadas con mermelada. Como ocurre con las rebanadas de pan con tomate o con aceite, la variedad que se suele utilizar es el pan blanco, que debería ser siempre sustituido por integral, ya que éste incorpora la fibra que se encuentra en la parte externa del grano de trigo. Sin embargo, lo peor de las tostadas con mermelada ni siquiera es el pan, sino la propia mermelada, que aunque la vistan de melocotón, fresa o albaricoque, es un despropósito alimenticio en toda regla. 

Las mermeladas, según su propia definición, son conservas de frutas que directamente se cuecen en azúcar. Es cierto que incorpora fruta, que puede estar troceada o entera, pero esto no la hace saludable, porque como hemos dicho, contiene cantidades ingentes de azúcares libres. Así, tal y como ilustran desde sinazucar.org, un bote de mermelada ‘zero’ de frutos del bosque contiene un 50% de azúcares libres (unos 35,6 terrones). De la misma forma, un bote de mermelada de naranja que podemos comprar en el súper tiene un 52% de azúcar.


FUENTE: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20201121/peligro-esconden-desayunos-tipicos-bares-espana/537476253_3.html#img_4