lunes, 25 de abril de 2022

Aclaraciones fundamentales sobre el colesterol

 

MÁS DE 200, ¿MAL?: IDEAS ANTICUADAS SOBRE EL COLESTEROL Y LA COMIDA

¿Crees que si tu colesterol en sangre sube de 200 mg/dl tienes automáticamente un problema? ¿Que los lácteos lo agravarán? ¿Que el Danacol o similares te ayudarán? Necesitas leer urgentemente este artículo.



Todos hemos nacido bajo el estigma del colesterol. Tú también: desde el mismo momento de tu alumbramiento el colesterol en los alimentos y la colesterolemia -cantidad de colesterol circulante en sangre- ha marcado, y posiblemente lo seguirá haciendo en base al actual conocimiento y contexto, tu pronóstico de salud. A tus padres también les pasó, con tus hijos lo mismo y, posiblemente -mucho tendrían que cambiar las cosas- también sucederá con tus nietos.

El colesterol, aun siendo incomprendido en buena medida, sigue ejerciendo un papel de nefasto heraldo dietético. Sus poderes son inauditos: tiene la capacidad de promover la creación de ciertos alimentos funcionales, de condicionar la publicidad alimentaria, las guías de alimentación y, por todo ello, influir sobre nuestro destino alimentario, muy posiblemente en el farmacológico y por supuesto en el pronóstico de salud. Ríete tú del azúcar o del aceite de palma.

La historia del colesterol es de todo menos breve y aburrida. Para seguirla, es preciso remontarse dos siglos atrás -que se dice pronto- y observar sus hitos enclavados en lugares tan dispares como la Rusia zarista, el Japón de la posguerra o los Estados Unidos de América (sin olvidar su protagonismo como germen dietético-mediterráneo). En este escenario no es de extrañar que tomando como epicentro el colesterol, las investigaciones sobre los efectos de los lípidos en sangre y sus enfermedades hayan sido las protagonistas de al menos 11 Premios Nobel.

Además, el tratamiento farmacológico de la hipercolesterolemia también ha sido -y sigue siendo- motivo de enconados enfrentamientos, entre ellos, uno de los más notables, el protagonizado por dos de las más relevantes publicaciones médicas: British Medical Journal y The Lancet, así que no creo que nadie pueda culparte si, de forma argumentada, tienes una opinión distinta de la de tu médico. Pero, por si necesitas datos, te ofrecemos un breve recorrido para conocer las fechas y avances claves en su historia y, sin desprendernos de la imprescindible duda, adentrarnos en lo que sabe y no la ciencia a día de hoy sobre cuestiones que, como ves, siguen siendo motivo de debate científico al más alto nivel. Pero antes conozcamos, aunque sea por encima, al protagonista de hoy.

Retrato robot del colesterol

Desde un punto de vista estrictamente químico, el colesterol es una molécula que pertenece a la familia de los esteroles. Se encuentra de forma exclusiva en los tejidos y en el plasma sanguíneo de los animales vertebrados y, en su justa medida, es indispensable para el normal mantenimiento de la salud. A pesar de ello no se considera un “nutriente esencial” ya que, en condiciones normales, cada organismo es capaz de generar todo el colesterol que precisa. Así, la mayor concentración de colesterol se halla en el hígado, la médula espinal y el cerebro.

En unas ricas lentejas sí que hay muchos nutrientes esenciales. 


En cuanto a sus funciones, forma parte de la membrana de todas nuestras células a las que proporciona estabilidad. Además, es el principal precursor en la síntesis endógena de vitamina D, de la bilis -implicada en la digestión de las grasas de la dieta-, de varias hormonas esteroideas -cortisol, cortisona y aldosterona- y de las hormonas sexuales progesterona, estrógeno y testosterona. También desempeña un papel importante en las sinapsis cerebrales e incluso en el normal funcionamiento del sistema inmune. Por último, y en su faceta más negativa, el colesterol puede formar depósitos en las paredes de nuestras arterias bajo ciertas condiciones relacionadas con las partículas que lo transportan (lo que puede desembocar en la conocida aterosclerosis o arteriosclerosis). Esto implica un importante factor de riesgo para diversas enfermedades cardiovasculares, incluida la coronaria.

Un poco de contexto

En los años cincuenta se hicieron reveladores estudios epidemiológicos “lipo-céntricos” es decir, para observar el papel de la dieta -concretamente de las grasas- en la concentración de lípidos en sangre y más aun, en su valor para predecir la aterosclerosis y, por tanto el riesgo cardiovascular. Uno de los más conocidos fue el famoso Estudio de los 7 países con el que Ancel Keys saltó a la fama y dio pie a la dieta mediterránea. También el NHI comenzó el Estudio Framingham del Corazón que sigue en desarrollo a día de hoy y ha generado más de 3.000 publicaciones científicas.

En 1964, Konrad Bloch describe el mecanismo y la regulación del metabolismo del colesterol y los ácidos grasos, un trabajo por el que recibió el Premio Nobel de medicina. Tres años después Donald Fredrickson descubrió que no todas las lipoproteínas eran iguales para todo el mundo y abrió la posibilidad de que la genética desempeñara un papel importante en los pronósticos de salud cardiovascular.

Ya en 1973, Arno Motulsky y Joseph Goldstein sentaron las bases para la primera clasificación genética de las hiperlipidemias (lípidos altos en la sangre), y tres años después Akira Endo descubrió las primeras estatinas, sustancias que se han erigido como protagonistas en el tratamiento fármacológico de primera línea durante muchos años en la lucha contra la hipercolesterolemia y la aterosclerosis (la primera quedó aprobada para su uso comercial en 1987 en Estados Unidos). Desde entonces se han realizado múltiples avances en la comprensión de la aterosclerosis, desde el papel de la genética y el de la dieta, al del resto de factores implicados como tabaquismo o ejercicio, sin olvidar por supuesto los avances en el terreno farmacológico.

A pesar de las dudas que aún existen, esto está claro

La mayor parte del colesterol que circula por la sangre -el valor de la colesterolemia- proviene de la síntesis endógena del mismo (del 80 a 90%); y el resto proviene del colesterol que ingresamos con los alimentos (del 10 al 20%). En general, tienen más impacto en el riesgo cardiovascular ciertas grasas saturadas y las grasas trans que el propio colesterol presente en los alimentos.

La conocida como hipercolesterolemia familiar es una enfermedad genética y por tanto sujeta a las leyes de la herencia que cursa con niveles especialmente altos de colesterol. Con frecuencia se debe a que el colesterol no se elimina de forma adecuada en el hígado por una escasez de receptores (en concreto receptores LDL). En más de la mitad de estos pacientes la enfermedad cardiovascular se manifiesta antes de los 55 años de edad.

La cifra del colesterol total en sangre, ese valor que se ha empleado durante mucho tiempo en consulta -y se sigue empleando, así como en muchos anuncios de Danacol para anunciarte el advenimiento del Armagedón cuando está por encima de 200 mg/dl- tiene una importancia que oscila entre nula y muy relativa. Dicho en corto: no le hagas ni caso; y si se lo haces, ponlo en relación con otras variables.

El estigma de los lácteos

Los lácteos merecen una consideración aparte. Ante el fatídico diagnóstico sobre la colesterolemia -aunque lo que debiera ser "fatídico", llegado el caso, es el riesgo cardiovascular- a muchas personas les da la tarantela con la leche y los lácteos, dándole mucha más importancia que la que merecen. Porque la supuesta necesidad de consumir cierta cantidad de leche al día es un mensaje bastante viejuno: ya no tenemos, afortunadamente, la imperiosa necesidad de tomar leche.


A veces el problema de la leche es lo de menos.

En ocasiones los lácteos o la leche como tal no son el problema, sino sus acompañantes clásicos. Piensa si no en compañeros clásicos de la leche, cacaos solubles con un 70 a 75% de azúcar, cereales “de desayuno” -esa mezcla de chuchería y cereal-, bollería, galletería, etcétera. A ver si por elegir ahora la leche desnatada vamos a pensar que nos podemos meter las magdalenas dobladas. Si al final tomas leche -en consonancia con la práctica totalidad de las más actuales guías-, lo suyo es que la elijas desnatada y tengas en cuenta que las últimas perspectivas al respecto del interés de los lácteos en la salud apuntan más hacia los beneficios de las leches fermentadas, es decir, yogures y similares (en su versión básica) antes que al consumo de leche como tal.

El médico -actualizado- manda

ES EL MERCADO, AMIGO

Recuerda ponerte en mano de un buen médico: será él quien decida si deberías usar alguna ayuda farmacológica. Y lo hará en base a la necesidad, y no siguiendo ciertas modas muy en alza en los últimos 30 años. A fin de cuentas es necesario valorar el mensaje que traslada el documental Colesterol, el gran engaño, en base al uso de esas ayudas farmacológicas.

Los esteroles vegetales (o fitoesteroles) ya sea que los encontremos en complementos alimenticios o en “alimentos funcionales” consiguen reducir la cifra del colesterol total, pero como ya se ha dicho, esto es algo que apenas incide en el riesgo cardiovascular. De hecho, son diversos los estudios que ponen de relieve que no hay pruebas de que los esteroles vegetales funcionen para algo positivo, y que además hay ciertas sospechas de que puedan comportar ciertos riesgos: lo diga Vicente del BosqueCarlos Sobera o El Tricicle.

Si algo tenemos claro es que el riesgo cardiovascular depende de muchos otros factores con mucho mayor peso que la cifra del colesterol total. Uno de esos elementos es la cantidad y tipo de las lipoproteínas LDL. Estos datos los ha de interpretar tu médico; a poder ser uno actualizado con software de este siglo: será él quien decida si es necesario hacer una analítica más detallada para conocer la naturaleza de esas partículas.

Eso es lo que verdaderamente te dará una idea del riesgo cardiovascular: seguir fijándose en “tu colesterol” y nada más que en eso, es volver a hace más de 70 años y hacer el caldo gordo a los vendedores de alimentos funcionales que no funcionan.

Seguro que te pitan los oídos si recuerdo, por enésima vez, las recomendaciones dietéticas al respecto de la prevención de la enfermedad cardiovascular en base a la prevención la aterosclerosis (formación de placas de ateroma). En esencia son las mismas que para las prevención del cáncer o de la diabetes. Quédate con los siguientes mensajes:

  • El enfoque debe basarse en alimentos y patrones dietéticos saludables, no en nutrientes individuales.
  • Una buena toma de decisiones consiste en cambiar hacia una dieta basada en vegetales, mientras se evitan los alimentos ultraprocesados especialmente densos en energía, ricos en sal, azúcar, grasas saturadas y trans.
  • Los componentes clave de una dieta saludable son: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales, pescado, productos lácteos bajos en grasa y aceites vegetales.
  • Recuerda que, además de las cuestiones estrictamente dietéticas, la inactividad física y ciertos hábitos tóxicos como el tabaquismo y el consumo de alcohol también van a incidir de forma muy negativa en el riesgo cardiovascular.
  • Además de ellos existen otros factores no modificables como la edad y la genética que también tienen su efecto sobre este riesgo.

CRONOLOGÍA TEMPRANA DEL COLESTEROL

  • 1758 (aproximadamente) Francois Poulletier de La Salle identifica una sustancia cristalina (el colesterol) en los cálculos biliares.
  • 1815, Michel Eugene Chevreul redescubre y purifica esa sustancia y le pone nombre: “colesterina”.
  • 1833, Félix-Henri Boudet descubre el colesterol presente en la sangre.
  • 1856, Rudolf Virchow describe por vez primera la placa aterosclerótica como una lesión propia de la aterosclerosis, aunque en ese momento no se vinculó con el colesterol ni con los factores dietéticos sino exclusivamente con el envejecimiento.
  • 1910, Adolf Windaus informa que en las placas de las aortas de pacientes con aterosclerosis hay 20 veces más colesterol que en las aortas normales (en 1928 recibió el Nobel de química por su trabajo sobre el colesterol como precursor de la vitamina D).
  • 1913, Nikolai Anichkov, un medico militar ruso, realiza un experimento con conejos a los que induce un estado aterosclerótico al alimentarlos solo con colesterol. Un experimento poco tenido en cuenta en la época: sus opositores argumentaron que no era normal alimentar solo con colesterol a animales estrictamente vegetarianos y que así podría salir “cualquier cosa”.
  • 1922, Cornelis de Langen observó que los indígenas de Indonesia tenían cifras de colesterol sanguíneo muy por debajo que las de los colonos holandeses y llevó a cabo el que probablemente sea el primer estudio controlado del efecto de la dieta sobre el colesterol en humanos. Para ello sometió a una “dieta holandesa” -rica en huevos y carne- durante tres meses a los indígenas y observó en estos una subida media del 27% en el colesterol sanguíneo.
  • 1929, Michel Macheboeuf da un giro importante a la investigación lipídica identificando las proteínas transportadoras de lípidos o lipoproteínas (al principio solo la de densidad alta o HDL por sus siglas en inglés, también conocida hoy en día como “colesterol bueno”).
  • 1948, en Estados Unidos nace el Instituto Nacional de la Salud (NHI) importante organismo que siempre ha marcado tendencias en las directrices al respecto de la salud cardiovascular y, por supuesto, sobre los lípidos.
  • 1949, John Gofman, gracias al uso de la ultracentrífuga (invento del Premio Nobel Theodor Svedberg) reveló “la identidad” de la mayor parte de las lipoproteínas, entre ellas las de baja densidad o LDL por sus siglas en inglés (también conocida hoy en día como “colesterol malo”). Gofman introdujo el “índice aterogénico”, poniendo en relación la cantidad de diferentes lipoproteínas con el riesgo de enfermedad arterial coronaria.

FUENTE: https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2022/03/10/articulo/1646912887_859947.html

lunes, 18 de abril de 2022

La dieta mediterránea es buena no sólo por los ingredientes

 Dos motivos para apostar por un estilo de vida mediterráneo 


La interacción social y un menor riesgo de desarrollar fragilidad en los adultos mayores son algunos de sus puntos fuertes




La dieta mediterránea es toda una institución en nuestro país. Se trata de un patrón alimentario basado en el consumo elevado de frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cereales, incluyendo pescado y aceite de oliva como fuente principal de grasa para cocinar. Esa combinación la convierten en una de las formas de alimentarse más variadas, equilibradas y completas del planeta.

Una dieta saludable de tipo mediterráneo junto con una vida activa, suficiente descanso y alto grado de interacción social caracterizan la forma de vida mediterránea.

El estilo de vida mediterráneo ha sido reconocido hasta por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Desde 2010, está declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por ser mucho más que una alimentación saludable y consolidarse como una cultura que propicia la interacción social.

La interacción social es uno de sus atractivos. La dieta mediterránea “comprende un conjunto de conocimientos, competencias prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos”.

La UNESCO destaca que “el acto de comer juntos es uno de los fundamentos de la identidad”, un momento para el intercambio social y comunicación, y también de afirmación y renovación de los lazos que configuran la identidad de la familia, el grupo o la comunidad.

Interacción social y menos fragilidad en adultos

Aunque las bondades de la dieta mediterránea no terminan ahí. Un estudio de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid en el CIBERESP y el IMDEA de Alimentación ha mostrado que seguir un estilo de vida mediterráneo completo se asocia con menor riesgo de desarrollar fragilidad en los adultos mayores, una condición que afecta al 10 % de la población mayor de 60 años.

El equipo analizó los datos de una corte de 1.880 personas de 60 y más años participantes en el estudio ENRICA. Para analizar el estilo de vida mediterráneo utilizaron el instrumento MEDLIFE, un índice compuesto de 27 puntos que analiza la adherencia al estilo de vida mediterráneo. La fragilidad se diagnosticó a partir de la presencia de al menos tres de los siguientes cinco criterios: debilidad muscular, lentitud de la marcha, fatiga, baja actividad física, y pérdida no intencional de peso.

Los investigadores encontraron que las personas con una puntuación mayor (aquellas que seguían más fielmente el estilo de vida mediterráneo) desarrollaban con menor frecuencia el síndrome de fragilidad cuatro años después. 

"Esto es de vital importancia. Ya sabíamos que la dieta o la actividad física son factores muy importantes en el envejecimiento saludable, pero con esto demostramos que un enfoque integral puede disminuir el riesgo de fragilidad más que mejorando componentes del estilo de vida por separado”, Javier Maroto-Rodríguez, uno de los autores principales del estudio.

Maroto-Rodríguez asegura que el efecto conjunto es la clave. “Los hábitos típicos de la cultura mediterránea, como una dieta rica en frutas y verduras, frutos secos, cereales integrales y pescado, el uso del aceite de oliva, evitar el picoteo entre horas, las actividades deportivas en grupo, comer con la familia y descansar adecuadamente, todo cuenta aquí”, insiste.

El estudio ha sido publicado en la revista Journals of Gertontology Series A: Medical Sciences. A pesar de que no incluye a población mayor institucionalizada, los autores creen que es importante utilizar un enfoque integral de los estilos de vida en todos los ámbitos. 

FUENTE: https://www.mundodeportivo.com/vidae/salud/20220331/1001777748/dos-motivos-apostar-estilo-vida-mediterraneo-dejar-excusas-act-pau.html

martes, 12 de abril de 2022

El puré de patatas: mejor fuera de nuestra dieta

 


Elimina el puré de patatas de tu dieta: estas son las 3 razones principales

Aunque muchas personas consideran que el puré de patata es una opción saludable, en realidad se convierte con facilidad en azúcares simples.


¿Qué prefieres? ¿Guarnición de ensalada o de patatas fritas? Probablemente, al escuchar esta oferta nuestro cerebro nos ponga en un cruel dilema: "deberías tomar ensalada, pero te mueres por unas patatas". Aunque estas dos opciones son las más populares en España, no son las únicas: los pimientos asados, el pisto o, incluso, las legumbres pueden cumplir esta función de acompañamiento y, además, aportar nutrientes saludables y evitar el sobrepeso.

De todas formas, en lo que a guarniciones se refiere la patata es la reina absoluta, aunque se pueden encontrar cocinadas de múltiples formas. Las patatas más populares son, por supuesto, las fritas. Sin embargo, estas son las menos saludables para la salud porque contienen una gran cantidad de grasas y de hidratos de carbono de rápida absorción. La patata es una hortaliza muy porosa y absorbe una buena parte del aceite en el que se fríe.

Al final, 100 gramos de patatas fritas suelen contener unas 500 kilocalorías, pero lo peor no es esto. Las patatas fritas no cuentan con nutrientes interesantes para la salud —de hecho, la Universidad de Harvard excluye a las patatas del grupo de las verduras— y, además, al contener poca fibra y ser tan palatables, se comen de manera compulsiva una detrás de otra. De todas formas, no tenemos por qué demonizar a estos tubérculos si los tratamos de manera saludable.

El almidón de las patatas

Una guarnición de patatas al vapor o, incluso, asadas no suponen un gran peligro para la salud. Una ración de 100 gramos de patatas al vapor o asadas ronda las 90 kilocalorías y aporta potasio. Ahora bien, el principal nutriente que aportan son los almidones, un tipo de carbohidrato que se transforma en azúcares simples con bastante rapidez. Es decir, tienen un índice glucémico alto y, en exceso, contribuyen a aumentar el riesgo de sobrepeso.

En este sentido, existe una guarnición de patatas que tiene un índice glucémico más alto que las demás: el puré de patatas. Algunas personas consideran que este producto es saludable porque se elabora a partir de patatas cocidas. Sin embargo, machacar las patatas hasta convertirlas en un puré tiene un efecto secundario indeseado: el almidón se rompe en forma de azúcares más simples y el nivel de glucosa se dispara.

Los altos niveles de glucosa se compensan con la liberación de insulina, cuando el cuerpo se expone a altos niveles de esta hormona se pueden generar resistencias. Es decir, que aumenta el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y sobrepeso. Esto se debe a que los alimentos con un alto índice glucémico provocan que la sensación de hambre reaparezca antes que los alimentos con un índice menor. Además, los alimentos que no se mastican, como es el caso del puré, provocan menos saciedad y, al final, terminamos consumiendo más cantidad.

Casero o procesado

Los purés de patata que consumimos con más frecuencia son los que se elaboran de manera rápida con sobres de polvos o copos de patatas. Se trata de un producto procesado con mala fama: está compuesto por un 99% de patatas deshidratadas y el resto son aditivos que, aunque son seguros, destacan el grado de procesamiento al que ha sido sometido este producto. Para devolver a la vida a estas patatas se recomienda hervir el contenido de los sobres con agua y con leche

Ahora bien, otras recetas de purés de patatas pueden llevar mantequilla y leche entera para mejorar su sabor con la incorporación de estas grasas lácteas. Sin embargo, estas recetas aumentan en gran medida la cantidad total de grasas saturadas del producto. Aunque se ha demostrado que las grasas que proceden de los derivados de la leche no son malas para la salud, en este caso aumentan de manera innecesaria el contenido total de kilocalorías.

En conclusión, el puré de patata es una guarnición que debemos consumir con moderación: en primer lugar, porque sus carbohidratos se transforman en azúcares rápidamente; también porque su alto índice glucémico se relaciona con un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades del corazón; y, por último, porque al no tener que masticarlo consumimos una mayor cantidad de patatas que si las tomáramos, por ejemplo, al horno. Una alternativa saludable a esta guarnición pueden ser las ensaladas o los pimientos asados.

FUENTE: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20220316/elimina-pure-patatas-dieta-razones-principales/657434674_0.html

lunes, 4 de abril de 2022

El Sol, la vitamina D y sus beneficios

 


Cómo tomar el sol para absorber vitamina D

Tomar el sol (con precaución y protección solar factor 50) es importante para absorber vitamina D y tiene grandes beneficios como, por ejemplo, que fortalece el sistema inmune.


España es conocida en ocasiones como "el país del sol", ideal para aquellos a los que les encanta tomar el sol. De esta forma, recordamos que la vitamina D es imprescindible para disfrutar de unos huesos y dientes sanos, por lo tanto, es sinónimo de vida saludable. Es conocida también como la “vitamina del sol” porque la obtenemos de la luz solar, su mayor fuente natural, pero debes tener en cuenta unos consejos absorber vitamina D.

Entonces, ¿cómo tomar el sol para absorber vitamina D? Esta vitamina es liposoluble, es decir, se almacena en los tejidos grasos y contribuye a la absorción de calcio y fósforo para conservar unos huesos fuertes. Por ello, es fundamental conocer unos consejos para tomar el sol. ¡Descúbrelos!

Beneficios y niveles recomendados de vitamina D

La particularidad de la vitamina D es que una parte importante de la que necesita nuestro organismo procede del sol. Tanto es así, que tomar el sol durante 15 o 30 minutos al día nos aporta el 80% de las necesidades recomendadas de vitamina D. El resto puede obtenerse con la alimentación.

Por este motivo es tan importante tomar el sol para absorber vitamina D. Y es que, aunque la función principal de esta vitamina es la de fortalecer los huesos y regular la mineralización ósea, también nos brinda otros beneficios indispensables como los siguientes:

  1. Fortalece el sistema inmune
  2. Regula los niveles de fósforo y calcio en sangre
  3. Fomenta la absorción intestinal de calcio y fósforo a partir de la alimentación, así como la reabsorción de calcio a nivel renal
  4. Ayuda a mantener una salud óptima de la piel
  5. Contribuye a la formación y mineralización de los huesos

No obstante, es necesario tomar el sol para absorber vitamina D. De hecho, se calcula que entre el 80 y el 90% de esta vitamina es producida en la piel, y el otro 10 o 20% procede de la alimentación. Además, nuestro cuerpo tiene una gran capacidad para almacenarla en el hígado y en los tejidos grasos.

Así pues, pequeñas cantidades de exposición solar directa puede proporcionarnos toda la vitamina D que el cuerpo es capaz de fabricar. Los niveles de vitamina D se miden en nanogramos por mililitro (ng/mL), y los niveles recomendados se encuentran entre 20 y 50 ng/mL.

Consejos absorber vitamina D del sol

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) en primavera y verano es suficiente con que nos dé el sol en cara y brazos durante 10 o 15 minutos, al menos, 3 veces por semana. En caso de que vayas a estar más tiempo, debes utilizar un protector solar.

Recuerda también que, incluso cuando está nublado, recibimos una cantidad necesaria de rayos UVA. Además, toda exposición a los rayos UV sin protección contribuye a que se acumule el daño en la dermis en forma de quemaduras, acelerando el envejecimiento de la epidermis y aumentando el riesgo de padecer cáncer de piel.

Aparte de tomar el sol para absorber vitamina D, hay muchos alimentos que nos aportan esta vitamina, como por ejemplo:

  • Huevos
  • Hígado y patés
  • Pescados grasos: sardines, salmón, atún, boquerones, bonito y caballa
  • Alimentos fortificados como los cereales, el yogur o la margarina
  • Síntoma de la falta o el exceso de vitamina D

La deficiencia de vitamina D puede acarrear problemas graves de salud, pues influye en el crecimiento y la salud de los huesos. Según la Federación Española de Nutrición, la carencia de esta vitamina puede provocar enfermedades como:

  • Osteomalacia
  • Osteoporosis
  • Raquitismo
  • Caries

Esta carencia suele afectar, sobre todo, a mujeres embarazadas, bebés y personas mayores, las cuales pueden notar ansiedad, cansancio o falta de apetito. Asimismo, debes tener en cuenta que la efectividad de la producción de vitamina D va perdiendo eficacia con los años, pero puede solucionarse con la toma de suplementos bajo prescripción médica.

Esto es así porque un consumo excesivo de suplementos puede generar excesos de vitamina D, algo contraproducente para nuestro organismo. Con la alimentación y el sol esto no ocurre, pues el propio cuerpo regula la cantidad de vitamina D necesaria, por eso hay que tener cuidado con los suplementos.

De hecho, un exceso de vitamina D puede acumular demasiado calcio en la sangre, lo que podría generar náuseas y vómitos, micción frecuente y debilidad. Además, podríamos padecer incluso problemas renales, como la formación de cálculos por el exceso de calcio.

Resumiendo, recuerda tomar el sol para absorber vitamina D, pero hazlo con precaución, y mantén una alimentación equilibrada para satisfacer las necesidades diarias de esta vitamina.

Consejos para tomar el sol

1. Evita exponerte al sol en las horas centrales del día (de 12 h a 16 h).

2. La exposición al sol debe ser gradual y nunca demasiado prolongada.

3. Utiliza un gorro o un sombrero de ala ancha para evitar la exposición directa del sol sobre tu cara y proteger tu cabeza.

4. Protege también tus ojos.

5. Utiliza protector solar en tu piel y cubre tus ojos con unas gafas de sol adecuadas.

6. Evita cosméticos perfumados, colonias o ciertos medicamentos antes de tomar el sol.

7. Aplica la crema solar media hora antes de exponerte al sol, y vuelve a darte crema cada dos horas y después de bañarte. Cuidado con los días nublados y con viento, pues la radiación UV es la misma aunque no la percibas.

8. Cuida tus lunares para evitar que se vuelvan malignos. Para ello, aplica sobre ellos una crema de máxima protección (50+).

9. Bebe agua en abundancia para mantener la dermis hidratada, evitando así la deshidratación.

Mucho cuidado con los niños y los bebés, pues necesitan una protección absoluta. Y es que las quemaduras durante los primeros años de vida son determinantes para la aparición de melanomas cancerígenos una vez adultos. Sigue estos consejos absorber vitamina D y tu piel no correrá ningún riesgo. ¡Y a disfrutar del sol!

FUENTE: https://www.elespanol.com/como/tomar-sol-absorber-vitamina-consejos-recomendaciones-beneficios-propiedades/607939532_0.amp.html